"SOBRE EL AMOR:
Cuando estamos alto, cuando estamos en un avión, miramos hacia el suelo y parece liso y llano. Parece verde, limpio, sin ningún defecto. Pero, ni bien empezamos a acercarnos, nos damos cuenta que la tierra está llena de agujeros... de espacios sucios, de contaminación.
Y lo mismo ocurre con las relaciones. Cuando alguien comienza a acercarse, empezamos a ver sus defectos... empezam...os a ver que quizá no es todo lo grandioso que pensábamos cuando lo contemplábamos allá a lo lejos. Y sin embargo, allí está el desafío. Porque lo otro era ilusión, era mentira, un espejismo creado por la distancia. Ahora empieza el desafío de darse la mano y tratar de embellecer el paisaje. Juntos. Cerca. De una manera real...
Ahora se puede dar lugar a un amor verdadero. Porque si amamos al otro únicamente por la belleza, no es un amor real. Si amamos al otro por lo que nos falta, tampoco es real. Ni porque nos hace sentir bien, cubre nuestras necesidades, o nos atrae algo externo... Todo eso no es amor. Eso es utilizar al otro como vehículo para nuestra propia satisfacción. Creemos amar tan solo pensando en lo que obtenemos, cuando el verdadero amor se trata de dar, no de recibir... se trata de aceptar al otro con sus agujeros, con sus miedos, con sus sombras... y elegirlo. Se trata de darle la mano, y acompañarlo, cerca, bien cerca, mientras toma el enorme y hermoso trabajo de arreglar su propia tierra".
Lic. Daiana Odaia Slipak
Cuando estamos alto, cuando estamos en un avión, miramos hacia el suelo y parece liso y llano. Parece verde, limpio, sin ningún defecto. Pero, ni bien empezamos a acercarnos, nos damos cuenta que la tierra está llena de agujeros... de espacios sucios, de contaminación.
Y lo mismo ocurre con las relaciones. Cuando alguien comienza a acercarse, empezamos a ver sus defectos... empezam...os a ver que quizá no es todo lo grandioso que pensábamos cuando lo contemplábamos allá a lo lejos. Y sin embargo, allí está el desafío. Porque lo otro era ilusión, era mentira, un espejismo creado por la distancia. Ahora empieza el desafío de darse la mano y tratar de embellecer el paisaje. Juntos. Cerca. De una manera real...
Ahora se puede dar lugar a un amor verdadero. Porque si amamos al otro únicamente por la belleza, no es un amor real. Si amamos al otro por lo que nos falta, tampoco es real. Ni porque nos hace sentir bien, cubre nuestras necesidades, o nos atrae algo externo... Todo eso no es amor. Eso es utilizar al otro como vehículo para nuestra propia satisfacción. Creemos amar tan solo pensando en lo que obtenemos, cuando el verdadero amor se trata de dar, no de recibir... se trata de aceptar al otro con sus agujeros, con sus miedos, con sus sombras... y elegirlo. Se trata de darle la mano, y acompañarlo, cerca, bien cerca, mientras toma el enorme y hermoso trabajo de arreglar su propia tierra".
Lic. Daiana Odaia Slipak
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