Cuando nacemos y vemos todas las piezas sueltas creemos que no hay orden, que todo es caos, y que nada tiene sentido. Lo más interesante es que, aunque no podemos verlo, el rompecabezas tiene cierta lógica y ciertas leyes de armado.
El orden es absoluto, está prefijado de antemano por quien creó, diagramó y construyó el rompecabezas, y nosotros no tenemos decisión en cuanto al diseño total. En cambio, podemos decidir si colocaremos las piezas, cuánto demoraremos, o la secuencia del orden de las mismas.
Los problemas más grandes se producen cuando intentamos encajar piezas que no se corresponden y nos encaprichamos perdiendo el tiempo y la energía donde no debemos.
Cuando lo que deseamos no encaja en el modelo mental que tenemos sentimos frustración, dolor, impotencia y, en la muchos de los casos, desistimos del armado…
A medida que vamos avanzando por el camino, aprendemos que hay una lógica de fondo y vamos dándonos cuenta;
El amor coloca piezas; el odio las quita de lugar.
Ayudar a los demás coloca piezas; la indiferencia las quita de lugar.
La humildad, el arrepentimiento, y el perdón colocan piezas; la soberbia las quita de lugar.
La perseverancia, la paciencia, y el error, son partes inevitables del proceso”. Daiana Slipak.
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