miércoles, 29 de octubre de 2014

Completarnos por dentro.

“Todos buscamos que nos amen. Saltamos de persona en persona en una búsqueda incansable, esperando encontrar a esa pareja especial “que nos complete”, que nos haga sentir únicos, y que le de sentido a nuestra vida. 
Ponemos toda nuestra atención en el afuera. Resulta sencillo quejarse de que "ya no quedan mujeres", "los hombres son todos iguales", "se han perdido los valores", "cada vez hay más individualismo", "a nadie le importa del otro". Pero, ¿quién de nosotros trabaja dentro suyo para volverse digno de hallar un amor verdadero? ¿Quién de nosotros lleva en su interior aquello que desea encontrar?
En vez de buscar que nos completen afuera, debemos completarnos adentro. No somos incompletos por los vínculos que nos faltan, sino por lo poco que nos conocemos a nosotros mismos. Somos incompletos ya que no sabemos qué nos hace felices. Somos incompletos ya que no nos valoramos, cuidamos y perdonamos a nosotros mismos. Somos incompletos porque nunca nos hemos escuchado, ni sincerado de acuerdo a aquello que querríamos ser y vivir. Porque no sabemos cuidar y brindarnos. Porque no nos conmueve el sufrimiento del otro. Porque no sabemos ponernos en el lugar. Somos incompletos porque sentimos que nuestras necesidades valen más que las de cualquier persona. Somos incompletos porque hemos perdido sensibilidad...
Debemos trabajar para volvernos mejores personas, más meritorias de ser amadas. Debemos dejar de buscar afuera y encontrar adentro. Solo así llegará lo que estábamos deseando como ideal.
Recuerda, dijo Menjak: el amor llega cuando nos enamoramos de nuestra vida y cuidamos la de los demás”. Daiana Slipak

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Abrir el puño.

"Venimos a este mundo con el puño cerrado. Parte del proceso de la vida se trata de poder comprender que nada nos pertenece, y por sobre todas las cosas, aprender a soltar, ya que, tarde o temprano, todo se nos terminará escapando de las manos. Debemos poder ver la bendición en las cosas que tenemos en tiempo presente ya que, ¿quién nos garantiza que estarán mañana disponibles? Por más que nos engañemos, y no queramos verlo, todo se nos termina yendo. Todo, salvo el amor. Eso es lo único que podemos retener. No en las manos, sino en el corazón. El amor es lo único que cuando se comparte se multiplica. El amor es lo único que no tiene límite en el dar. El amor es lo único que trasciende al tiempo.
Del mismo modo que el bebé viene con las manos cerradas, quien se muere va al cielo con las manos abiertas. Esto viene a mostrarnos que debemos trabajar en esa transición. Debemos aprender a abrir nuestras manos, para dar, para brindarnos, y para poder entregar nuestro corazón. No es la naturaleza del hombre, no nacemos sabiendo hacerlo. Es un proceso que requiere crecimiento y desarrollo personal.
Es inútil quedarnos fijados en aquello que no podemos cambiar; intentar mantener el puño cerrado por mucho tiempo, genera dolor muscular y tensión. Además, inutiliza todas las capacidades que podríamos aprovechar, como lo son el agarrar, el abrazar, el acariciar….
Recuerda, dijo Menjak: si ya no te sirve aquello que tienes agarrado, y no lo sueltas, difícilmente puedas tomar lo que la vida te ha preparado”. Daiana Slipak.

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Vencer al tiempo

“Debemos aprender a vencer al tiempo, dijo Menjak. 
Y al tiempo se lo vence logrando la eternidad. 
La eternidad no se trata de volvernos inmortales. La eternidad significa inmortalizar los momentos. 
Y nuestra vida se inmortaliza cuando uno aprende a amar. 
Todo lo que hace el hombre es para sentirse amado.
Nada hay por fuera de ello.
No importa si aparenta correr tras el dinero, el placer o la fama.
En todos se esconde un deseo mucho más profundo, más primario y más urgente.
Este no es ni más ni menos que la necesidad de sentir que nos aman, de vernos importantes, de sentir que somos escuchados, apreciados, y reconocidos.
Cuando sentimos que nada valemos es cuando corremos tras las cosas que, erróneamente, la sociedad considera más valiosas. Proyectamos nuestro valor en ellas. Pero, en definitiva, lo único que buscamos al intentar conseguirlas es amor.
Todo en la vida.
Absolutamente todo.
Se trata de amor”. Daiana Slipak

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Bloques de mármol

“Venimos al mundo como bloques de mármol sin trabajar. Tenemos la posibilidad de ser quiénes queramos ser. Tan solo, debemos quitar todos los pedazos que nos sobran para poder cobrar nuestra verdadera forma. Sólo sacando aquello que nos envuelve, pero no nos aporta, podemos revelar lo que siempre estuvo allí y no podía ser visto. Ese potencial que hace única y especial a cada persona. 
Tomar un cincel y comenzar a trabajar quitando aquello que tapa nuestra esencia es un proceso difícil y doloroso. Pero, también es un proceso mágico. Muy en el fondo, aunque corramos tras vanidades y creamos tener todo, una parte nuestra siente que no somos felices, que algo nos falta, que la vida debe tratarse de otra cosa… Muy en el fondo, siempre sentimos que no tiene sentido venir a este mundo solo para algunos pequeños placeres que se dan esporádicamente. Tomar el cincel no es sencillo. Cada vez que nos martillamos, cada vez que algo nos golpea, cada vez que logramos entrar un poco más profundo, una parte del mármol sobrante se desprende. Duele. Asusta. Pero, es la única forma de hacerlo…
Recuerda, dijo Menjak: si no logramos quitar aquello que está tapando nuestra esencia, no podremos revelar nuestra belleza interior”. Daiana Slipak.

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¿Quién serías?

“¿Quién serías si nadie te estuviese mirando?
Acaso, ¿serías tú?
Mucha gente no sabe quién es realmente. 
¿Quién serías si pudieses dejar de lado todos los “debo” para escuchar tus propios deseos? ¿Vivirías tu vida igual? 
¿Cuántas locuras te permitirías realizar si no tuvieses tanto miedo?, ¿qué riesgos te permitirías correr si la culpa no te apresaría? 
¿Dónde tienes amarrados los sueños que no dejas volar?
¿Quién serías si nada te estuviese atando?
Ahí tienes una respuesta para saber qué cosas ama tu alma.
¿Con quién eligirías pasar el día? ¿A quién le contarías tus anhelos? ¿En qué brazos descansarías?
¿Quién serías si fueses a morir mañana? ¿Cuánto de esa lista has hecho hoy?
¿Has abrazado hoy? ¿Has amado hoy? ¿Has reído hoy? ¿Has jugado hoy?
La muerte no comienza con el último suspiro. La muerte comienza con el primer respiro… Y cada día se lleva un pedacito de nosotros…
¿Quién harás con tu día mañana?” Daiana Slipak

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Aprender a amar

“Nos resulta fácil amar en tanto el amor del otro va de la mano con el nuestro, dijo Menjak. Aprender a amar verdaderamente es aprender a dar incluso cuando nos cueste, incluso cuando nos duela, incluso cuando no nos favorezca. Debemos acabar con los “te quiero sí”, eliminar emociones del estilo “si me das esto”, “si realizás tal cosa”, “si te mostrás de tal forma”. A veces siquiera somos conscientes, pero en el momento en el que el otro deja de comportarse según lo que esperamos, inmediatamente dejamos de amar. Los “te quiero sí” nos hacen vivir el amor bajo las leyes de la manipulación, de la conveniencia y además, nos hacen sentir permanente miedo a perderlo.
No existe nada más bello y más difícil que aprender a amar sin egoísmo. Es realmente complejo poder darle al otro lo que necesita para crecer cuando esa necesidad nos excluye, o no nos beneficia. Pero, es la única forma posible; para que un amor sea verdadero tiene que ofrecer libertad, tiene que desarrollar el potencial, e incitar a cada miembro de la pareja a ser mejores personas.
Hay que dar sin condiciones, solo así se puede comprender qué es el amor. Dar sin condiciones no implica dar indiscriminadamente. No es lo mismo. Los límites también son amor. La distancia también es amor. Aprender a soltar también es amor. Dejar de lado el “yo quiero” para dar lugar a lo que “el otro necesita”; esa es la máxima expresión de amor que un ser humano puede tener. Es difícil. Muy difícil. Siempre anteponemos nuestro deseo de recibir.
Tenemos que dejar de amar mucho, para pasar a amar bien. El amor no se mide por la cantidad, sino por la calidad de lo que damos”. Daiana Slipak.

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Crisis

“¿Cómo se pueden evitar las crisis?, le preguntó una mujer. 
Y Menjak le contestó. Las crisis no se pueden evitar, no obstante, se pueden amortiguar en la mayoría de los casos. Imagina que tenemos dos casas, una junto a la otra. La primera de ellas, bien estructurada, sólida, con construcción fuerte y buena edificación. La segunda, en cambio, está hecha de material precario y mal equilibrada sobre la tierra. Un día cualquiera, un terremoto atraviesa la zona y se siente junto a ambas casas. ¿Qué crees que pasará? Ambas atravesaron una situación de temblor fuerte, pero solo aquella tenga una construcción preparada seguirá en pié, y sufrirá menos daños.
Así también es la vida. No se trata de evitar los terremotos, las tormentas, los tornados, los huracanes… de hecho, no solo no podríamos hacerlo, sino que tampoco podemos predecirlos. Pero, hay algo que sí podemos hacer, y esto es, preparar nuestras casas para poder atravesar mejor estas épocas de posibles destrucciones.
Ello se logra entendiendo que necesitamos construir con materiales acordes que nos ayuden a estar protegidos en tiempos de sacudidas. Debemos trabajar con lo que llevamos dentro, con aquello que nos conforma como seres humanos, con nuestros propios valores. Si logramos entender de qué se trata la vida, y comprender qué cosas nos hacen fuertes (el amor, la amistad, la solidaridad, el respeto, el dar, el estudio,etc), vamos a poder sobrellevar mejor las épocas difíciles”. Daiana Slipak

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lunes, 20 de octubre de 2014

No te pido

“No te pido no tener derrotas; te pido fuerza para reponerme.
No te pido no tener miedos; te pido que no me paralicen.
No te pido tal o cual persona; te pido que me hagas sentir amor. 
No te pido que cumplas mis caprichos materiales; te pido que me hagas entender que ellos no me son imprescindibles.
No te pido que me quites los obstáculos, sino que me marques los caminos.

Si después de todo no hallo lo que busco, no consigo lo que deseo, y las cosas no se suceden de acuerdo a como me gustaría, te pido que me ayudes a aceptarlo con amor; de seguro que esa es Tu Voluntad, y será para mi propio crecimiento personal. Que mi mente pueda entender que Tus tiempos no son mis tiempos. Que logre aceptar que la mayoría de los éxitos que aquí perseguimos allá no valen nada, para así alcanzar la paz. Que mis ojos se abran para ver que cada cual lucha su batalla y es prisionero de sus fantasmas, para así dejar de juzgar.
Te pido Dios, que me des paciencia y tolerancia para alcanzar mi libertad”. Daiana Slipak.

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Nada puede morir.

“¿Acaso se puede morir?, le preguntó un hombre. 
Y Menjak le contestó: 
Es sabido científicamente que la energía no puede ser destruida. Nada muere en este mundo, sólo se transforma. Una persona fue creada de una aparente nada, vive una vida acotada en tiempo y espacio y luego vuelve a integrarse en esa aparente nada. ¿Dónde estuvo antes de nacer? ¿Dónde va luego de morir?
La muerte y el nacimiento son cambios de estado. De la misma forma en la que nos cuesta imaginarnos dónde estábamos antes de nacer (aunque no dudamos del hecho de que somos alguien), nos cuesta imaginarnos dónde vamos cuando ya no podemos estar en el plano físico. ¿Cómo podemos pensar y sentir tan intensamente? ¿Quién está dentro de estos cuerpos que viven tantas cosas no físicas? ¿Por qué habría de apagarse la mente cuando ya no podamos mover el cuerpo? Si sabemos que la energía no muere… ¡en algún lugar tiene que estar la energía de quienes han partido! ¿Qué a pasado con toda ella? ¿En qué se ha transformado? ¿Sabes por qué generalmente no podemos verlos, escucharlos o sentirlos? El punto es que percibimos el mundo con nuestros sentidos físicos y ellos no logran captar estas nuevas frecuencias. Imagina el mundo como un montón de canales de radio. Nuestras antenas físicas están sintonizadas para captar tan solo una frecuencia de la misma. ¿El hecho de poder captar la FM, y no lograr sintonizar la AM, es motivo suficiente para negar la existencia? Por supuesto que la respuesta es un rotundo “no”. La emisión sigue transmitiéndose, pese a que no podamos escucharla. Del mismo modo ocurre con las personas que se han ido. Ellas han transformado su frecuencia de vibración, pero aún así, si logramos cambiar nuestros propios canales y sintonizar las frecuencias correspondientes, podemos sentirlos y comunicarnos.
Recuerda, dijo Menjak: nada en este mundo puede destruirse verdaderamente”. Daiana Slipak

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Tascender el dolor.

“Las experiencias dolorosas, en sí mismas, no nos hacen crecer, dijo Menjak. Uno crece cuando logra aceptar el sufrimiento, lo atraviesa, halla nuevos sentidos, y deja de esconderse en su dolor. Cuando evita negar las emociones y aprende a transitarlas y a buscar respuestas que le permitan comprender. Comprender de qué se trata esta vida, comprender la verdadera naturaleza del hombre, comprender el propósito para el que fuimos creados, comprender la importancia de dar y de amar. Cuesta tanto abandonar el dolor… Tendemos a rumiar la tristeza; la escupimos, la incorporamos nuevamente, volvemos a masticarla, y así mil veces. Nos cuesta soltarla y liberarnos definitivamente de ella. Pero, ¡hay que crecer! Transitar el dolor nos permite crecer en todos los sentidos; crecer en amor, crecer en sabiduría, crecer interiormente, crecer en encontrar nuevos sentidos. Las personas dicen “a mí qué me importa crecer, yo quería eso, y si no tengo eso, nada tiene sentido”. Y aquí hay un error. Cuando algo no se puede cambiar, tiene que transitarse con aceptación. ¿De qué nos sirve lamentarnos mil veces por lo que no podemos modificar? No podemos controlar del todo aquello que nos pasa, pero sí podemos elegir qué hacer con aquello que nos sucede. Somos responsables de elegir encontrarle nuevos sentidos a nuestro dolor que nos ayuden a trascenderlo. Tenemos la obligación de responder a cada día de nuestra vida dando lo mejor que podamos. Si estamos acá, si aún conservamos la vida, es porque Dios nos está diciendo que aún no hemos terminado nuestro trabajo. Tenemos la obligación de hacernos cada día mejores personas y vivir plenamente… tenemos la obligación de dibujar nuestro camino. ”Daiana Slipak

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Quitar los velos

“No encuentro ninguna persona que me enamore, dijo un hombre. 
Y ningún trabajo que me agrade, acotó una mujer. 
Tampoco nada que me apasione, agregó otro. 
Y Menjak les respondió:
A simple vista, parecería que nada brilla afuera. Nada los encanta, nada los apasiona, nada nos desvela… 
Todos somos lámparas brillantes. Cada vez que tenemos miedo, una cortina se coloca sobre nuestra lámpara. Cada vez que caemos en el egoísmo, otra cortina se coloca. Todos los duelos no hechos, todas las tristezas no liberadas, todas las ansiedades, las frustraciones, la baja estima, la poca valoración… todos, colocan cortinas sobre nuestras lámparas. Y al final, ¡qué oscuro que se ve el mundo!
Cuando intentamos ver afuera, resulta que parece sucio, negro, sin vida, sin nada que nos agrade, pero… ¿está realmente oscuro? ¿Por qué no podemos ver? ¿Acaso no existe nada que brille? El problema no está afuera, el problema está adentro. El problema está en las cáscaras que nos envuelven. Por más que afuera haya mucha luz, no la veremos. Es que no debemos trabajar en el afuera. Ninguna búsqueda va a poder satisfacer nuestro deseo, porque el problema no está allí. El trabajo debe ser de adentro hacia fuera.
Recuerda, dijo Menjak; es como mirar a través de una ventana sucia y creer que el problema lo tiene el paisaje. El paisaje sigue siendo hermoso… la suciedad la tiene nuestra ventana…
Hay que aprender a limpiar… hasta que no logremos hacerlo, no podremos ver la vida con todos sus colores…” Daiana Slipak

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Aceptar los cambios.

“Uno de los principales problemas que estamos atravesando los seres humanos es que no sabemos aceptar las transformaciones de lo viejo por lo nuevo. Vivimos nuestras vidas esperando encontrar siempre lo mismo, sin confrontar nuestras creencias. Sin aceptar el crecimiento de los hijos o el cambio del cuerpo, sin querer cambiar nuestras tareas, o nuestros trabajos, sin querer descubrir nuevas personas incluso cuando nuestra situación actual no nos satisface... no sabemos vivir estos cambios como una renovación, las vivimos como un abismo al que nos aferramos para no caer en la grieta.
El mayor problema en los cambios es cuando sentimos que valemos poco. No nos animamos por miedo a que no funcione, a que nos dejen, a que nos lastimen, a que se den cuenta que somos quién creemos ser (y que no nos quieran más). Entonces, por miedo a que descubran nuestras imperfecciones, nos forjamos un modelo de personalidad que no encaja en nuestro corazón. Despreciamos, para que no nos desprecien. Abandonamos, para que no nos abandonen. Dejamos de amar, por miedo a que no nos amen.
No es que no queramos ser felices… es que el miedo que nos provoca la infelicidad es aún mayor”. Daiana Slipak.

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jueves, 16 de octubre de 2014

Cielo e infierno.

“Existe un cielo y un infierno, dijo Menjak. 
No estoy hablando sobre la vida después de la muerte física. Ese es otro tema. Estoy hablando de la vida en la misma vida. Acá también existe un cielo y un infierno pero, lejos de ser como todos imaginan, en la dualidad y totalmente separados entre sí, el cielo está totalmente rodeado por el infierno. Imagina dos círculos, uno en el centro, y otro alrededor de él. Esa es la imagen y, para poder llegar al cielo, es inevitable atravesar el infierno. Nuestro infierno. No podemos revelar toda nuestra luz si no atravesamos por ese proceso de oscuridad. Proceso doloroso, de pruebas, de no saber dónde estamos andando, de creernos perdidos, de no poder vernos ni a nosotros, ni a los otros. El infierno es parte del camino, y es ineludible. Pero no es un estado exterior… todo está en nuestro propio interior. Debemos tomar coraje y atravesar nuestros miedos, nuestros fantasmas, y toda nuestra oscuridad. Es parte de nuestro trabajo espiritual para lograr la paz verdadera.
No es fácil decidir meternos en la oscuridad, e incluso, asusta tanto que solemos hacer que no lo vemos y ocuparnos de otros asuntos. Si no nos atrevemos a empezar el camino, posiblemente nos ahorremos algunos dolores y sufrimiento, pero también, dejaremos de lado la posibilidad de alcanzar el cielo. Estaremos en un estado de indefinición, en el que la vida carece de propósito, de sentido y de verdadera plenitud…” Daiana Slipak.

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Vive

Vive.
Vive sin miedo a equivocarte. 
Sin que el temor al ridículo te paralice. 
Sin que la ansiedad te gobierne. 
Vive. 
Vive mirando arriba, y que el ejemplo de quienes se han ido pueda inspirarte.
Vive mirando abajo, y recuerda que no somos más que un puñado de tierra.
Vive mirando a los costados, y no olvides que siempre hay alguien para guiarte.
Vive… simplemente, vive.
Vive y que cada día el corazón palpite rápido.
Y lento.
Con esas emociones tan hermosas, que hacen única la experiencia de vivir.
Vive el silencio que se logra en esos abrazos.
Y la paz de esas caricias.
De cerrar los ojos y saberse contenido por otra alma.
Vive.
Vive aprendiendo la lección de tu propia existencia.
Vive siendo el dueño de tu vida.
Que tus actos sean reflejo de tus pensamientos.
Que tus pensamientos sean reflejo de tus emociones.
Que tus emociones vayan en sintonía con el bien Universal.
Vive.
Vive de tal manera que no lamentes que el tiempo haya pasado…
Porque cada recuerdo valió todos los segundo idos.
Y cada segundo se conserva atesorado en el corazón.
Vive.
Vive el presente sin tener que lamentar en el futuro.
Vive dejando que el pasado sea pasado.
Vive con generosidad y plenamente.
Vive.
Daiana Slipak

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Despertarnos a ser.

“No es fácil despertarnos a ser quienes debiéramos ser. Hay que ir de a poco, con paciencia, porque los cambios que se realizan con prisa, con la misma prisa se abandonan. Se trata de un proceso lento, como si ese alguien a quién se busca despertar, hubiese vivido encerrado en la oscuridad de una caverna y debiese acostumbrarse poco a poco a la luz del sol. Salir de un golpe puede resultar una experiencia traumática y desalentadora. Hay que prepararse gradualmente. Gradualmente ya que, de otro modo, el apresuramiento podría ser fatal. Es que, por más bello que resulte salir a contemplar, si el hombre mira al sol de cerca y fijamente, sin la protección adecuada, puede quedarse ciego.
Y si queda ciego, se pierde la vista, se pierden los colores; todo se ve negro, sin esperanza, sin futuro posible.
Es por eso que el renacer siempre debe ser paso a paso. Mucha agua, ahoga. Mucha tierra, asfixia. Mucho sol, quema. Mucho viento, nos vuela. Paso a paso, y en su medida justa…
Recuerda, dijo Menjak: todos los días, aunque sea a través de una pequeñísima palabra, un gesto, una imagen, un abrazo… la vida nos invita a que seamos quienes debemos ser. No dejes pasar la oportunidad...” Daiana Slipak

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Aprender a vencer al tiempo...

¿Qué nos está pasando? ¿Por qué no podemos salir de esa inercia automática en la que las horas pasan a los días, y los días a las semanas, y no logramos sentirnos vivos? 
Te propongo un ejercicio mental, dijo Menjak. 
Utilizando apenas unos segundos, ¿podrás recordar rápidamente, día a día, escenas de la semana que terminó? ¿Y de la semana anterior? 
La mayoría de las personas, no pueden cumplir con este ejercicio correctamente, y esto se debe a que vivimos la vida en automático. Cuando todos los días son iguales, sin emociones especiales, es cuando nada queda profundamente grabado en nuestra memoria. Un día pasa, otro nuevo llega, pero nada se vuelve distinto dentro nuestro, ninguna impresión nos queda, y nosotros no dejamos huellas en el mundo...
Esta nebulosa mental al intentar recordar significa que no hemos vivido la vida, sino que la vida nos ha vivido a nosotros. La intensidad del olvido es directamente proporcional al sentido que le estamos dando a nuestras vivencias. En tanto ellas carecen de profundo significado, nosotros conservamos menos recuerdos…
En cambio, las experiencias que tocaron directamente nuestro corazón, logran alargar el tiempo. Ellas son revividas, una y otra vez, al punto de volverse eternamente duraderas…
Quizás, después de todo, el único desafío que nos proponga la vida sea aprender a vencer al reloj. Hallar sentidos, encontrar motivos, vivir intenso, alargar al tiempo… Quizás, después de todo, el único desafío que nos proponga la vida sea entender que no se trata de aprender a ser inmortales sino aprender a ser eternos”. Daiana Slipak.

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El nido vacío.

"Es bien conocido el síndrome del nido vacío, que experimentan la mayoría de los padres al enfrentarse por primera vez con tanto silencio, soledad y tiempo libre. Y si bien es propio de este período de la vida, quiero proponer un cambio de enfoque; las sensaciones del nido vacío no se sienten tan solo cuando los hijos abandonan el hogar parental. El nido vacío se siente cada vez que termina algún proyecto, espacio, o modo de relacionarnos en el cual hayamos concentrado demasiado nuestra atención y descuidado nuestro propio crecimiento personal. Cuanto más pendientes y dependientes hayamos estado de aquel vínculo o tarea, más vacío sentiremos dentro nuestro. El nido vacío se produce, y valga la redundancia, cuando estamos vacíos por dentro, y tan solo nos ocupamos en el afuera. Cuando no hay otros proyectos vitales en la vida de ambos padres, más allá de la crianza, es cuando esta crisis se desencadena con mayor fuerza. Sin embargo, el vacío no debe ser visto como algo angustiante, sino todo lo contrario. El vacío es puro potencial, más no sea para llenarlo con algo nuevo.
Lo que le da valor a un recipiente, es el espacio vacío que tienen disponible. De igual modo, lo que le da valor a las personas, es lo que pueden hacer con lo que llevan dentro. Y si bien es cierto que es necesario un momento de dedicación casi exclusiva a la crianza de nuestros niños, siempre debemos tener presente nuestra propia individualidad, y dedicarle el tiempo necesario para continuar alimentando nuestro interior. De esta forma, podemos ir preparándonos paulatinamente para que, cuando los adolescentes comiencen a ausentarse, la falta no sea tan intensa. Si elegimos bien con qué llenar nuestro vacío interior, dejaremos de sentir angustia, ya que nuestra propia vida siempre tendrá alguna utilidad.
Tenemos que realizar un esfuerzo consciente por volver a conectarnos con el mundo, y descubrir cosas que nos apasionen y nos motiven a despertar cada día con ilusión. Tenemos que buscar dentro nuestro qué nos despierta y alegra, para así poder volver a llenar nuestra vida de pura felicidad. Tenemos ante nosotros, un recipiente listo para ser llenado con todas aquellas cosas que más nos gusten. Es momento de empezar a buscar…" Daiana Slipak.

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Alejar a quién nos hace bien...

“¿Por qué alejamos a las personas que nos hacen bien y elegimos a quienes nos lastiman?, preguntó una mujer. 
Y Menjak le contestó: 
Aquella es una de las tantas extrañas costumbres que tienen los seres humanos. Sin embargo, existe una lógica muy simple para explicarla. Todas las personas llevamos dentro nuestro una vasija interior. Imagina que la misma es como una habitación, la cual puede, o no, estar iluminada. Cuando alguien te hace bien, significa que esta persona al cuidarte, al contenerte, al respetarte, está dentro de tu habitación con una vela encendida. Hasta ahí, no hay problema alguno, sin embargo, este se produce cuando nuestra habitación no tiene luz propia. Si nosotros no estamos bien iluminados por dentro de manera independiente, el único contacto que puede darnos un poco de luz se produce a través de esta gente. Y, como ocurre efectivamente, ninguna persona puede vivir alumbrando a otra todo el tiempo, ya que también necesita individualidad. En los momentos en los que la persona que nos hace bien se aleja, nuestra habitación vuelve a quedar a oscuras. Y ese contraste es tan, pero tan, doloroso, que hace que prefiramos dejar de compartir pequeños momentos de luz/oscuridad, para no ser conscientes permanentemente de nuestras carencias. En definitiva, se puede preferir vivir a oscuras que alternar estados completos y vacíos. Es por eso que, si nosotros no estamos bien iluminados, buscamos compañías que tampoco lo estén. Por la comodidad, porque resulta doloroso enfrentarse a la propia oscuridad, porque la luz del otro nos recuerda que estamos muertos y no nos hacemos cargo, porque duele y cuesta encendernos.
No es fácil entrar en el propio alma y hacerla brillar. No es cierto que todos sabemos ser felices. Cuesta, y cuesta mucho. Lo bueno es que, si tenemos personas luminosas cerca, a lo mejor, podemos enfrentar juntos el enorme desafío. Primero hay que tomar la decisión de volver a encendernos (o encendernos por primera vez). Una vez que esa decisión esté tomada, de la mano de quiénes nos alumbren, podremos ahorrarnos muchos golpes a ciegas hasta llegar a nuestro propio interruptor y presionarlo. Con personas que nos amen y nos quieran bien, todo se vuelve mucho más simple”. Daiana Slipak.

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Solo vivimos una vez....

"Solo vivimos una vez, dijo Menjak.
Bailen cuando nadie los vea, canten a todo volumen… caminen por la noche y miren el cielo estrellado. Deténganse un minuto para disfrutar de los árboles, de las flores y de las plantas. Abracen con todo su corazón. Jueguen con los niños, y recuperen la inocencia y la frescura en sus imaginaciones. Ayuden al prójimo, extiendan sus manos, siéntanse útiles en la hermosa misión colectiva de mejorar al mundo. Encuentren la libertad que se siente al dar todo lo que tenemos.
Aprendan que la materia no se vuelva imprescindible (porque, aún creyendo que ha triunfado, el hombre se vuelve prisionero de aquello que ha conquistado).
Hagan el amor con intensidad. Sonrían. Sonrían mucho. Una sonrisa tiene el poder de cambiar cualquier tristeza.
Que ningún sueño sea abandonado, que no mueran antes de morirse. Que no estén enterradas las luchas, ni dormidas las pasiones. Que el miedo no haga que despidamos antes de haber encontrado.
Expresen su amor, y amen, amen, amen, amen… amen aunque les duela, aunque les duela mucho... amen con todo su corazón… Porque ese es el riesgo de vivir; y solo aquello que está muerto deja de sentir emociones.
Que puedan convertir lo temporal en eterno...
LA VIDA ES LO MÁS MARAVILLOSO QUE TENEMOS, Y EL AMOR ES EL CAMINO A LA REALIZACIÓN…"Daiana Slipak.

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Violencia

"Cada vez que alguien sea violento, tanto verbal como físicamente, no deberías preguntarte por qué tal o cual persona es violenta, sino por qué vos mismo admitís dentro tuyo la violencia. Siempre buscamos afuera lo que sentimos adentro. Solemos proyectar lo que nos daña, arrojar el problema en quién nos agrede, y descuidamos que, cada vez que permitimos que nos lastimen, en realidad somos nosotros nuestros propios y más crueles carceleros.
Como un espejo, la vida misma nos pone ante situaciones que nos muestran proyectados en el afuera aquello que no podemos resolver. Dejamos que nos odien ya que en realidad nos odiamos a nosotros mismos. Dejamos que nos golpeen ya que nuestra alma está golpeada y sentimos baja estima. Dejamos que nos agredan ya que sentimos que no valemos nada, que no merecemos nada, y que no recibiremos mejor trato.
¿Y cómo hacer para lograr felicidad en tu vida? Esto se puede lograr tan solo cambiándote a vos. Y si bien es cierto que, para lograr un cambio real, hay que generar cambios trabajando en el afuera, lo más importante es darse cuenta que, por sobre todas las cosas, hay que trabajar en el adentro. Hay que aceptarnos tal cual somos. Hay que reconciliarnos con nuestro pasado y volver a esperanzarnos con un futuro mejor. Debemos volver a tomar el mando de nuestras vidas, alejar a aquellas personas que nos dañan, y empezar a amarnos, valorarnos, cuidarnos y honrarnos. Si dentro nuestro no sentimos respeto por nuestra propia valía, difícilmente otras personas sí puedan hacerlo.
Nunca olvides que cada vez que sostenés situaciones en las que te lastiman, detrás de todo dolor actualizado, no hay ni más ni menos que un fuerte sentimiento de inferioridad que se generó en el pasado. En definitiva te sentís indigno de ser feliz.
Poder aceptar esto es el primer paso para empezar a amarte y cambiar. Luego vas a ver que comenzarás a atraer gente más bella a tu vida. A medida que empieces a amarte, el mundo exterior también lo hará…." Daiana Slipak

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Dejar los miedos...

"Es momento de dejar atrás los miedos y arriesgarnos. Las caídas no tienen poder suficiente para frenar el deseo que tiene un bebé por aprender a caminar. Del mismo modo, debemos ver nuestras caídas como parte de un proceso de aprendizaje, sin que las mismas nos paralicen. A simple vista, el agua es un elemento sin demasiada fuerza, sin embargo, una gota cayendo de manera continua y persistente sobre una roca, logrará agujerearla con el tiempo. Es momento de salir de nuestra zona de confort e ingresar en los terrenos desconocidos. Si queremos cambiar nuestra situación actual, entonces, debemos arriesgarnos a nuevas acciones. La felicidad es un tesoro que requiere un buscador activo. Debemos dejar atrás los miedos de salir lastimados. Tanto miedo a que nos hieran con la espada que olvidamos que el mayor dolor lo causan nuestras propias armaduras. Es cierto, ellas nos protegen; pero también nos aíslan, nos impiden el contacto humano y nos quitan el calorcito del sol…" Daiana Slipak.

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miércoles, 1 de octubre de 2014

Desamor

“Me piden que hable del desamor, dijo Menjak. 
¡Qué curioso! Deberían saber que el desamor, en sí mismo, no existe. Es uno de esos tantos conceptos que utilizamos, pero realmente, en su definición, es imposible.
El amor nunca deja de ser amor, y si alguna vez esto ocurre, entonces, no era amor; eran ilusiones, era fantasía, era ego disfrazado, nos gustaba cómo nos sentíamos en presencia del otro, o aquello que nos brindaba… pero, no era amor. 
El amor nunca se pierde, el amor es eterno. Uno no puede deshacer el amor, no se puede dejar de amar (cuando se ama verdaderamente). El problema está en que la mayoría de las personas no saben amar. Confunden comodidad, interés, sensualidad, compatibilidad, con amor. El amor es mucho más que todo eso. El amor es incondicionalidad. El amor es ayudar al otro, más allá de lo que recibamos a cambio. El amor es el deseo total de dar desinteresadamente. El amor es acompañar y alentar para que el otro sea su mejor versión de sí mismo.
El amor más despojado de interés egoísta que conocemos es el amor de un padre por su hijo. Quizá sea ese el modelo que podamos adoptar para intentar proyectarlo en el resto de nuestros vínculos. Tenemos que aprender a amar de verdad. Esa es la única meta de nuestra vida. Aprender a abrir el corazón, y dejar de mirar tanto qué obtenemos a cambio.
Sé que no es fácil, dijo Menjak. Pero no hay nada más hermoso que amar y ser amado, desde la incondicionalidad”. Daiana Slipak

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Dolor

La única forma de sanar el dolor es entendiendo que él vino a tu vida a traerte un aprendizaje. En el preciso instante en el que logramos en...