martes, 18 de noviembre de 2014

Y que....

“Y que avances aunque no llegues
Y que busques aunque no veas
Y que intentes aunque fracases
Y que sueñes aunque no puedas

Y que vueles aunque te caigas
Y que ames aunque tropieces
Y que des aunque te duela
Y que vivas aunque te mueras

Y que alumbres aunque esté oscuro
Y que arriesgues aunque haya miedos
Y que corras aunque encadenen
Y que plantes aunque desierto.

… la felicidad es una conquista
y su tesoro es de quienes arriesgan”. Daiana Slipak

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Educar con los propios pasos

“¿Querés educar correctamente a tus hijos?
En el bosque, los caminos se marcan naturalmente, cuando se camina sobre ellos. Las pisadas sobre el recorrido van preparando el camino y marcando en sendero. 
Y al igual que ocurre en la vida… ¡Tus pasos marcarán el camino de quienes anden detrás tuyo! 
Entonces, camina por senderos correctos... 
Esa es la mejor manera de educar. Se educa con el ejemplo de las pisadas, y no con el vuelo de las palabras.
Hay que elegir el camino con la mente y andarlo con el corazón y el cuerpo.
De eso se trata por la vida.
Rercuerda, dijo Menjak; Es mucho más fácil repetir errores conocidos por quienes nos han criado que animarse a romper viejos moldes. Si queremos aliviar el trabajo de quienes vendran, empecemos el trabajo nosotros mismos. Si no lo hacemos por nosotros, hagamoslo por ellos, por nuestros hijos, por quienes seguirán nuestras huellas. De seguro no evitaremos todos sus sufrimientos, pero, con caminos que conduzcan hacia lo Verdadero, bases firmes y educación amorosa, podremos aliviar su propio andar”. Daiana Slipak

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Comparación.

“Perseguimos la felicidad con desvelo. Pero, para poder hallarla, es importante comprender qué es aquello que nos causa infelicidad. 
La infelicidad se puede resumir en una sola y simple palabra: 

COMPARACIÓN. 
La comparación nos hace sentir desdichados, nos hace sentir incompletos, nos hacer cuestionar la voluntad de Dios, nos lleva a pensar que merecemos algo diferente de aquello que la vida ha decidido darnos. La comparación es quien hace que nada de lo que tengamos, o hayamos alcanzado, sea suficiente. ¿Saben por qué? Porque siempre habrá alguien que posea más. Quien tiene dinero, encontrará que otra persona tiene belleza. Quien tiene belleza, encontrará que otra persona se ha destacado en lo laboral. Quien tiene salud, encontrará que le falta sustento económico… y así. Proyectamos el ideal de felicidad en las demás personas y olvidamos que cada uno es un proyecto divino único, con sus dones, con sus carencias, y con sus metas. Venimos a este mundo con las herramientas que necesitamos para trabajar sobre nosotros mismos. Si vamos por la vida mirando qué tienen las personas de alrededor, y desperdiciamos nuestro tiempo en conseguir aquello que no nos servirá, más allá de alimentar nuestro ego, jamás hallaremos una felicidad de verdad. Tal vez si pequeños momentos de éxtasis pasajeros, pero no nos harán sentir una dicha duradera. La felicidad se trata de apegarnos a lo trascendente, y vivir nuestras vidas enfocados en aquellas cosas que realmente valen la pena”. Daiana Slipak

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martes, 11 de noviembre de 2014

Indiferencia

"El problema más grande que tiene el ser humano no es el odio ni la violencia. El problema más grande que tiene el ser humano es la indiferencia. Vamos por la vida buscando la llave de nuestra felicidad y realización personal, y en ese afán por conseguirla, provocamos dolor en quienes nos rodean, e ignoramos a quienes son más desafortunados y nos necesitan.
Nos volvimos personas individualistas... a menudo indiferentes con el dolor de quiénes tenemos al lado. Nos piden ayuda de forma permanente; en la calle, en los bares, en los subtes... y lo hacen a diario. Y nosotros miramos hacia el costado o tan solo nos limitamos a decir "no puedo", con cierta cara de fastidio por estar siendo interrumpidos.
¿Tienen idea de lo que esto significa? ¿Alguna vez pensaron que esa persona puede que no haya comido en todo el día? Nos cuesta tanto ponernos en el lugar del otro... nos cuesta tanto sentir el sufrimiento ajeno...
A veces parece que nos olvidamos lo que duele cuando duele... Y no existe mayor dolor, decía Menjak, que el sentirse invisible para los demás..." Daiana Slipak.

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Karma

“Me esfuerzo permanentemente en hacer las cosas bien y a cambio no recibo nada positivo –se quejó una mujer. 
Y Menjak le contestó: 
Lo que nos hace dudar de la ley del Karma es el tiempo entre la causa y el efecto. Ese es el motivo principal por el que creemos que no se castigan nuestras malas acciones, ni recompensan las buenas. 
Los tiempos siempre son necesarios. La luz de una estrella tarda millones de años en llegar a la tierra. A una medicina le lleva varias horas actuar y hacer efecto en el cuerpo.
Si no supiésemos que la semilla demoraría meses en dar frutos, creeríamos que plantarla fue una tarea en vano, y pensaríamos que no vamos a recibir aquello que nuestros esfuerzos merecen.
Este es el motivo por el cual vemos personas que han cometido acciones negativas impunes y personas que han sido bondadosas sufriendo.
Tenemos que confiar en el plan divino que está por sobre todas las cosas. Tarde o temprano cada cual salda su propio karma.
Aunque nos falte perspectiva, nada está por fuera del designio de Dios. El mundo es demasiado perfecto para ser obra del azar” Daiana Slipak.

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Sobre los miedos

"Hoy vamos a hablar de los miedos, dijo Menjak. 
A diferencia de lo que muchos creen, la mayoría de los miedos no son reales. De hecho, ¿cuántos de ellos terminan ocurriendo verdaderamente? Si llevamos la cuenta entre cuántas veces tememos, y cuántas veces experimentamos un peligro verdadero, nos daríamos cuenta que una gran parte de las cosas que nos atemorizan cada día son producto, comienzo y fin, de nuestra imaginación.
El miedo puede resultar útil en numerosos casos, pero en casi todos se trata de pura ilusión. Y si bien a veces nos protegen, la mayoría de las veces, nuestros miedos no nos dan vida; nuestros miedos nos quitan vida. Nos bloquean, nos encierran y aprietan, no nos dejan amar, disfrutar y relajarnos.
Cuando uno comienza a desmenuzar el miedo y tratar de analizarlo, se da cuenta lo infundamentado del mismo, y que siempre, absolutamente siempre, viene de la mano de la muerte (y asociada a ella, la pérdida).
SIEMPRE, enfatizó Menjak.
Si contestamos algunas preguntas, posiblemente podamos disminuirlo:
¿Qué es lo peor que puede pasarme?
¿Qué importancia tendrá esto en 50 años? ¿Y en 100?
Muchas personas han pasado por experiencias similares a las mías… ¿alguien lo recuerda?
¿Vale la pena desperdiciar el poco tiempo que dispongo en esta travesía llamada vida en temer tanto?”. Daiana Slipak
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Sobre el cambio

"Lo que más nos cuesta no es el cambio. Lo que más nos cuesta es el abismo de no saber hacia dónde vamos. Ese tiempo durante el cual no tenemos ni una ni otra cosa. Ese espacio en blanco, confuso, de incertidumbre. Esos momentos en los que nos sentimos suspendidos en la nada, momentos en los que no podemos siquiera ver hacia dónde estamos yendo. 
Tememos a ese abismo, a dar ese primer paso que nos dejaría “suspendidos” en la incertidumbre de lo nuevo. Y es tan fuerte ese temor que abandonamos nuestros sueños antes de que nazcan. Para poder salir del vientre materno, el bebé debe pasar por un proceso difícil, en el que se sentirá incómodo, apretado, y sobrecargado de estímulos incomprensibles. Tenía todo, sin dudas; tenía el calorcito, el alimento, la comodidad... El problema era solo uno; había crecido tanto que ya no le servía más, ya no podía elegir, ni permanecer allí. La vida misma se iba a encargar de expulsarlo.
No tenemos muchas opciones… debemos nacer a nuestra vida. No podemos seguir evadiendo la responsabilidad de vivir. Vivir no se trata tan solo respirar y llevar adelante una rutina. Debemos honrar la vida. Y a la vida se la honra siendo felices, y cumpliendo con nuestro propósito personal…” Daiana Slipak

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Los "me falta"

“Hemos caído en las garras de la ilusión del “me falta”. Pensamos que consiguiendo tal o cual cosa estaremos completos y felices. Tenemos una habilidad increíblemente eficaz para engañarnos a nosotros mismos. Notamos una falta y toda nuestra atención se deposita inmediatamente en ella. No importa cuánto tengamos, ni el valor. Ahora, lo único que acapara la atención plena es ese resto que aún no está a nuestro alcance.
Es tan grande nuestro engaño que nunca nos damos cuenta de este juego sin sentido al que nos sometemos. En tanto conseguimos aquello que queríamos, se produce un gran placer que dura apenas unos instantes, días u horas, y la insatisfacción vuelve a invadirnos.
¿Sabés qué pasa? Pareciera que al hombre le gusta más la intensidad que la estabilidad. La estabilidad sería como una luz que alumbra de forma constante. El problema está en que el hombre parece necesitar el vértigo. Por eso, muchas veces se provoca los cortocircuitos. En el momento en el que éstos se producen, la percepción de la intensidad de la luz es aún mayor. ¡Es un éxtasis total! El problema es que éste apenas dura unos segundos. Luego, llegará la oscuridad, y habrá que cambiar la lamparita. Y ese proceso, trae asociado al dolor.
¿Qué estás buscando para tu vida? ¿Varios chispazos intensos y fugaces, o una luz constante?
Recuerda, dijo Menjak: Intentar llenar nuestra vida con cosas sin sentido, provoca cortocircuitos permanentes. Buscar nuestro desarrollo interior ayuda a lograr la estabilidad que tanto necesitamos”. Daiana Slipak

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Dolor

La única forma de sanar el dolor es entendiendo que él vino a tu vida a traerte un aprendizaje. En el preciso instante en el que logramos en...