miércoles, 28 de diciembre de 2016

No te sientas triste....

"​No te sientas triste...
​Es cierto, a veces el sol se esconde. Y la lluvia nos derriba. Nos rompe. Nos lastima...
​Poco a poco el viento se lleva las nubes.​
​Y el día menos esperado ​descubrimos que gracias a la tormenta aprendimos a apreciar los colores del arcoíris.
Y aunque ​a veces ​el miedo inunda. Y aunque la tristeza pareciera no tener fin... allá, tras la noche oscura, donde nada se ve
..., donde todo nos desorienta, ​así también, vuelve a asomar el sol.
​No te dejes engañar. La vida no se trata de conquistar afuera, sino de conquistar adentro.​
Y existe la pena, es cierto. Pero también existe la alegría.
Y los abrazos.
Y el amor.
Y la esperanza.
​No pienses que el dolor nunca se irá...
¿Dónde estabas hace 100 años?
¿A dónde irás?
Tranquilo.
No sufras por aquello que no puedes cambiar.
Cree en el plan de Dios. Él te trajo, y Él te llevará.
Respira. Sonríe. Disfruta del milagro de estar.
También esto pasará...
No te vuelvas un hombre de poder... vuélvete un hombre de valor.
Y sobre todo, aprende a amar...​
Pronto el juego terminará..."
Daiana Odaia Slipak




Carta a un hijo

"CARTA A UN HIJO.

Siempre creí que yo iría a darte vida, pero al tenerte en mis brazos comprendí que vos me diste la vida a mí. Te amé antes de conocerte, te amé en eterno y en infinito.
Tantas veces creí que mis fuerzas terminaban, que ya no podría seguir adelante... pero entonces me daba cuenta que mi fuerza siempre se recobraba al ver que mi caída podría dañarte.
Quizá no siempre tuve la for
...taleza suficiente, ni la seguridad, pero saber que me necesitabas hacía que nunca dejase de luchar por tu felicidad.
Pasé años y años estudiando y aprendiendo pero la primera vez que te tuve en mis brazos entendí todo lo que no me enseñaron en la universidad... y todo lo que no podrá enseñarme ningún maestro; entendí el significado de la vida, ese maravilloso acto tan simple de vivir, que no puede explicarse en ningún libro.
Con vos aprendí que el dolor que más duele no es el que está en mi cuerpo, sino en el tuyo... y que tu sufrimiento provoca más lágrimas y pena que todas mis tristezas juntas. Aprendí a pluralizar el pensamiento y desde ahí no estuve nunca más sola. Ya no pienso en uno... ahora siempre somos dos. Ahora tengo un corazón también fuera de mi cuerpo.
Conocí el amor al infinito... el verdadero amar a alguien más que a uno mismo... la verdadera incondicionalidad, y la paz en una mirada.
Te veo, hijito, y es tan familarmente raro. La rareza de ver mis rasgos en otro rostro que no soy yo. Ajeno, algo mío, de quienes amo y tuyo a la vez.
¿Qué acción más divina y llena de milagros puede haber que supere a la de dar a luz? ¿Quién puede decir "esto es fruto de mis actos" y excluir a Dios en la ecuación de crear una nueva personita?
La eternidad ¿dónde se halla la eternidad si no es al abrazarte por primera vez?
Tenerte es lo más extraño del mundo... significa traer a la vida a alguien. A alguien que saldrá de mí, a alguien que no me pertenecerá, pero a quién yo le perteneceré para siempre..."
Daiana Odaia Slipak



Violencia

"Él la golpeaba.
Bueno.
Quizá no usaba las manos.
Pero pegaba duro con los ojos, pateaba fuerte con las palabras y ahorcaba con el desprecio y la indiferencia hasta dejarla sin respiración.
Parecía que disfrutaba el verla perdida, dependiente, triste... apagada, casi sin vida.
...
A veces ella pensaba... Pensaba que quizás hubiera preferido una paliza antes que una sola de esas miradas heladas llenas de desdén. Al menos (se decía a sí misma), las palizas son claras. Las palizas muestran odio. Las palizas se denuncian. Pero.... ¿una mirada? ¿Cómo explicar? ¿Quién puede describir el dolor que se siente cuando una de esas palabras te hielan hasta los huesos?
Todos hablan de violencia.
Y lo cierto es que no es nada nuevo.
Pero, estos días, comienzan a nombrarla más, a hacerla más visible... y el panorama es más esperanzador.
Animan a las víctimas a hablar, a escapar, a entender... a saber que no son las únicas, a saber que no son débiles...
Acoso moral. Psicopatía. Perversiones. Abuso psicológico...
Cuando se piensa la violencia se la imagina en rostros desfigurados, en asesinos bajo locura, en amenazas y golpizas... pero, existe una violencia mucho más sútil, que poco a poco va sometiendo a la persona hasta apagar su vida. Y se disfraza de normalidad, conviviendo mezclada entre nosotros.
Y si bien esta violencia, en su mayoría, no deja rastros en el cuerpo, ella destruye el alma hasta dejarla hecha millones de pedazos y pedacitos.
Como la de ella.
Ella que no comprende y justifica.
Él la rompía. Una y otra vez, la rompía. Sin ningún tipo de pudor, sin ningún tipo de piedad.
Ahí empezaban las preguntas. Y ella se preguntaba "¿qué hice mal?"
Algún motivo debía haber.
Él, que era brillante, comprensivo, caballero, seductor, educado, encantador -ante los ojos de los demás-, algún motivo debía tener...
"El problema debo ser yo", se decía.
Pero no.
Mentira.
Ella no tenía ningún problema. O sí lo tenía; estaba llena de felicidad y de amor. De alegría, de ganas de dar. Y él la admiraba. Tanto que decidió destruirla... Esa era su enfermedad. Como a él lo destruyeron en su vida, él destruía a quienes amaba... No sabía otra forma de ser.
Y ella no entendía. Su cabeza negaba. Tanta brutalidad no entraba en su mente... tanto sadismo. Tanta frialdad...
Él se disculpaba. Decía aquello que ella quería escuchar. Prometía que iría a cambiar. Y luego volvía a lastimarla. Y cada vez el golpe era mayor. Y las fuerzas disminuían.
Ella cada vez se sentía más pequeña, más aislada, más sola e incapaz de escapar.
Trataba de ser más amorosa... "Es su infancia difícil, es tanto dolor, los abusos de cuando era chico... No sabe... no puede...", justificaba. El amor sana. El amor sana, se repetía. Lloraba y gritaba ¡El amor sana! Pero no. No servía. El amor no sana cualquier cosa. A veces, el amor intensifica la violencia. El amor no sana la locura..."
Daiana Odaia Slipak.

Decíle NO a la violencia de género. Denunciala. Llamá gratuitamente al 144.
#niunamenos

Cargando pìedras

"A Sísifo lo condenaron a un tremendo castigo...
Tenía que subir todos los días una enorme piedra por una montaña. Cuando terminaba semejante esfuerzo, debía soltarla y la misma volvía a rodar hacia abajo.
Sísifo aparece en la mitología griega... pero más aparece en nuestras vidas.
Todos los días salimos de nuestras casas y empezamos a cargar enormes piedras cuesta arriba. Piedras que justificam
...os sostener para vivir. Trabajamos para vivir.... gastamos ese dinero en pequeños placeres y volvemos a hacer rodar la piedra hacia abajo. Si lo pensamos en la vida de Sísifo, entendemos la amargura que debe sentir el trabajo desperdiciado... la vida desperdiciada.
Acaso podemos notar lo mismo en nuestro día a día?
Acaso no nos vamos a dormir cada noche con la sensación de no haber sido felices?
Cuando miramos dentro nuestro, no hallamos tristeza por creer que nuestra vida no tiene el sentido que querríamos?
El problema es que no necesitamos placer, necesitamos sentido. Es el sentido lo que nos hace reponernos de todo sufrimiento. Es el sentido lo que nos hace sacar fuerzas, allí donde creemos no poder más. Es el sentido lo que nos lleva a superarnos a nosotros mismos, a luchar, a seguir adelante, pese a las adversidades... A levantar piedras pesadas, a caminar enormes montañas, a soportar subidas y bajadas...
Es el sentido lo que hace que al final del día nos acostemos con el corazón lleno de felicidad, amor y esperanza.
Sin encontrar sentidos, la vida misma nos conduce a la depresión, a la tristeza, a la amargura. Tener objetivos en la vida ayuda a atravesar el sufrimiento. Porque incluso la pena más dura es liviana de soportar si le encontramos un motivo. Acaso no es el parto un momento maravilloso? Es la nueva vida por llegar la que llena de luz a esa madre y le da la fuerza para atravesar el dolor...
Es momento de replantearnos qué piedras queremos cargar, qué piedras estamos dispuestos a sostener... qué piedras nos hacen mejores personas, nos acercan a Dios, y qué piedras hacen de este un mundo mejor..."
Daiana Odaia Slipak




jueves, 28 de julio de 2016

Nadie nos dijo...

"Nadie nos dijo que lo único que nos llevamos de esta vida es lo que hacemos por los demás... 
Que esperar que alguien satisfaga nuestras necesidades no es amor, sino un modo indirecto de amarnos a nosotros mismos llamado egoísmo.
Que no es débil quien dice "te necesito", ni frágil quién se refugia en un abrazo. 
Nadie nos explicó que la única forma de ser íntegros es predicando con el ejemplo, amando con las acciones, encontrando la felicidad en el hacer feliz al otro...
Que el verdadero acto de grandeza no es recibir sino dar. Que quien más tiene no es más pleno sino el que menos necesita.
Nadie nos contó que admitir un error es un rasgo de madurez, que reconocer nuestras faltas nos vuelve más grandes, que pedir ayuda nos hace crecer.
Nadie nos dijo que las alas son importantes, pero mucho más lo son las raíces, que la libertad no se trata de hacer lo que deseamos, sino lo que la Vida espera de nosotros.
Que la pregunta "qué dirá la gente" no es tan importante como la de "qué espera Dios de mí". Que a las personas no se las evalúa por sus palabras, sino por sus actos. Y que no existe clase, libro, ni comentario que eduque tanto como el ejemplo.
Que el amor verdadero empieza en el no esperar nada a cambio y que no podemos demandar ninguna transformación en el otro más allá de la cantidad de amor que recibirá de parte nuestra.
Nadie nos enseñó que la humildad es como un viaje al cielo y en tanto más alto vuele uno más pequeño parecerá a los ojos de los demás, quienes caminan por lo bajo...
Que generalmente creemos que nos duele el alma, pero en realidad nos duele el ego. Que deberíamos exigir menos y ofrecer más...
Nadie nos explicó que el odio no se combate con odio, sino con amor. Que una llama encendida no genera sombra, pero que para ver las estrellas necesitamos un poco de oscuridad...
Que el equilibrio es importante. Todo en su justa medida. Mucha agua ahoga, poca agua seca...
Que no existen máscaras si hay comprensión.
Que el dolor pesa menos cuando es compartido.
Que el fracaso se siente menos cuando nos abrazan.
Que el amor es el mejor calmante, y el más fuerte cicatrizante para las heridas.
Y que las alegrías se multiplican y las tristezas se dividen cuando tenemos alguien al lado con quien compartirlas..."
Daiana Slipak



Dolor

La única forma de sanar el dolor es entendiendo que él vino a tu vida a traerte un aprendizaje. En el preciso instante en el que logramos en...