lunes, 20 de octubre de 2014

Tascender el dolor.

“Las experiencias dolorosas, en sí mismas, no nos hacen crecer, dijo Menjak. Uno crece cuando logra aceptar el sufrimiento, lo atraviesa, halla nuevos sentidos, y deja de esconderse en su dolor. Cuando evita negar las emociones y aprende a transitarlas y a buscar respuestas que le permitan comprender. Comprender de qué se trata esta vida, comprender la verdadera naturaleza del hombre, comprender el propósito para el que fuimos creados, comprender la importancia de dar y de amar. Cuesta tanto abandonar el dolor… Tendemos a rumiar la tristeza; la escupimos, la incorporamos nuevamente, volvemos a masticarla, y así mil veces. Nos cuesta soltarla y liberarnos definitivamente de ella. Pero, ¡hay que crecer! Transitar el dolor nos permite crecer en todos los sentidos; crecer en amor, crecer en sabiduría, crecer interiormente, crecer en encontrar nuevos sentidos. Las personas dicen “a mí qué me importa crecer, yo quería eso, y si no tengo eso, nada tiene sentido”. Y aquí hay un error. Cuando algo no se puede cambiar, tiene que transitarse con aceptación. ¿De qué nos sirve lamentarnos mil veces por lo que no podemos modificar? No podemos controlar del todo aquello que nos pasa, pero sí podemos elegir qué hacer con aquello que nos sucede. Somos responsables de elegir encontrarle nuevos sentidos a nuestro dolor que nos ayuden a trascenderlo. Tenemos la obligación de responder a cada día de nuestra vida dando lo mejor que podamos. Si estamos acá, si aún conservamos la vida, es porque Dios nos está diciendo que aún no hemos terminado nuestro trabajo. Tenemos la obligación de hacernos cada día mejores personas y vivir plenamente… tenemos la obligación de dibujar nuestro camino. ”Daiana Slipak

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