miércoles, 20 de agosto de 2014

Revelar a Dios.

"Quien busque a Dios, debería saber que Dios no se aparece... Dios se revela. Menjak nos explica; mientras que en la aparición nosotros tenemos una actitud pasiva, en la revelación somos quiénes vamos a su encuentro. Revelar significa "quitar el velo de algo oculto". Dios siempre está allí, pero al igual que una lámpara cubierta con trapos, no podemos ver su Luz, sino hasta haber corrido todos nuestros velos oscuros. Esos velos son las cosas que hemos hecho mal, las palabras con las que hemos herido, los sueños que no hemos perseguido, los actos de violencia, de indiferencia, de egoísmo... Cada vez que hacemos uno de estos actos, un velo se interpone entre Dios y nosotros. Afortunadamente, cada vez que hacemos un acto de amor, logramos quitar uno del medio...
Existen muchas formas de revelar a Dios. Las buenas acciones, la plegaria, el amor, el arrepentimiento y el perdón, la caridad, el estudio, y el ver a Dios en cada cosa de su creación, son aspectos importantes para lograrlo. Pero, ninguno de ellos resulta suficiente si no logramos hacer nuestro trabajo de refinamiento interior. Este trabajo va a atraer una intención pura que se añadirá a las acciones. Esto es simple; podemos dar caridad por obligación, por culpa, o por amor. El efecto espiritual que provoque nuestra acción, será diferente según el trasfondo de nuestros actos.
Ahí está el secreto, recuerdalo bien: esa intención será quién posibilite el milagro de la revelación." Daiana Slipak.

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