miércoles, 20 de agosto de 2014

Valorar

“¿Por qué necesitamos sufrir para valorar lo perdido?, preguntó una mujer. 
Y Menjak le contestó:
Todo proceso de aprendizaje suele darse por dos caminos; el del conocimiento o el del sufrimiento. Pero, es cierto, esta última opción generalmente es la más utilizada.
Te voy a explicar por qué... 
Si estás en un cuarto iluminado y encendés una vela, probablemente la luz de la misma sea prácticamenteimperceptible a tus ojos.
Supongamos que la luz de la habitación se apaga y quedamos a oscuras.
¡Ahora sí!
¡La luz de la vela se hace inmensamente fuerte!
¿Acaso algo ha cambiado?
Sí. Atravesar una situación oscura nos permitió tomar consciencia de una luz que siempre brilló pero no podíamos ver con claridad.
Lo mismo nos ocurre en la vida.
La vela siempre cumplió la misma función. Haya luz en el cuarto, o no, ella estaba iluminándonos. El problema se nos presentaba ante los ojos; por haber mucha luz, no podíamos percibir el valor de lo que teníamos alrededor.
La oscuridad suele tener ese efecto… a veces, un poco de ella, hace que podamos apreciar mejor cuáles son las velas que brillan siempre a nuestro lado.” Daiana Slipak.

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