martes, 9 de septiembre de 2014

Arboles

“Por favor, prestá atención a mis palabras. Te revelaré un gran secreto: para poder comprender la naturaleza del ser humano, tenés que mirar a los árboles… 
Al igual que nuestra alma, la raíz de un árbol es lo oculto, aquello que no es visible y está conectado con lo trascendente. Las ramas, en cambio, podrían asemejarse a nuestro cuerpo, y a lo material. Es curioso; si cortamos las raíces, si no tenemos vínculo con nuestra verdadera esencia, el árbol se muere. Son las raíces quienes sostienen al árbol, pese a estar ocultas en la tierra.
¿Y las ramas? Si no aprendemos a controlarlas, podándolas, y dándoles forma, ellas se descontrolan por completo. Podar el árbol ayuda a que éste tome más fuerza, crezca con potencia, dé mejores frutos… De la misma manera… debemos lograr controlar y trabajar las ambiciones materiales y los placeres del cuerpo para poder crecer y ser mejores.
Debemos aprender el ejercicio de podarnos y de quitar todas aquellas ramas que están trabando nuestro desarrollo. Esa es la única forma que tenemos para poder crecer fuertes”. Daiana Slipak

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