Cada vez notamos con mayor frecuencia la presencia de tormentas severas e inundaciones catastróficas. Los expertos podrán adjudicarlo al calentamiento global y otras causas físicas, sin embargo, Menjak nos propone que utilicemos estos momentos como un espacio de reflexión.
El agua es un elemento de limpieza y purificación espiritual. Además de ser un símbolo de fluidez y cambio, está asociada al inconsciente y a las emociones.
Siempre que veas agua alrededor tuyo, deberías hacerte algunas preguntas: ¿Con qué te estás ahogando? ¿Qué áreas de tu vida necesitás limpiar? ¿Cuáles son las cosas que tienes sumergidas en tus profundidades?
Una inundación nos muestra lo frágil que somos. Lo vulnerables. La poca conservancia que puede tener la materia que tanto valoramos… Vivimos demasiado pendientes de lo material, y es entonces que las emociones (el agua) se ven obligadas a venir, sacudirnos, inundarnos, despertarnos y hacer lo propio: demostrar que ellas rigen nuestras vidas. Que ellas tienen dominio sobre nosotros… El agua, en cuestión de segundos, puede arruinar nuestros objetos más preciados, acabar con nuestros bienes, obligarnos a desechar, y hacernos sentir impotencia respecto al sacrificio que nos ha llevado conseguir algunas cosas…
Tenemos que revisar nuestra escala de valores y desprendernos de aquello del pasado que ya no nos sirve…
El planeta nos está pidiendo a gritos que hagamos una revisión en nuestro modo de interactuar con él… y por sobre todas las cosas, que hagamos una revisión en nuestros valores materiales, psicológicos y espirituales… “ Daiana Slipak .
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