“Me esfuerzo permanentemente en hacer las cosas bien y a cambio no recibo nada positivo –se quejó una mujer.
Y Menjak le contestó:
Lo que nos hace dudar de la ley del Karma es el tiempo entre la causa y el efecto. Ese es el motivo principal por el que creemos que no se castigan nuestras malas acciones, ni recompensan las buenas.
Los tiempos siempre son necesarios. La luz de una estrella tarda millones de años en llegar a la tierra. A una medicina le lleva varias horas actuar y hacer efecto en el cuerpo.
Si no supiésemos que la semilla demoraría meses en dar frutos, creeríamos que plantarla fue una tarea en vano, y pensaríamos que no vamos a recibir aquello que nuestros esfuerzos merecen.
Este es el motivo por el cual vemos personas que han cometido acciones negativas impunes y personas que han sido bondadosas sufriendo.
Tenemos que confiar en el plan divino que está por sobre todas las cosas. Tarde o temprano cada cual salda su propio karma.
Aunque nos falte perspectiva, nada está por fuera del designio de Dios. El mundo es demasiado perfecto para ser obra del azar” Daiana Slipak.
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martes, 9 de septiembre de 2014
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