domingo, 14 de septiembre de 2014

Despertar del dolor

“A veces la vida nos golpea tanto que decidimos adormecernos.
Adormecerse es como un sedante en medio de la enfermedad. El sedante no cura, no resuelve nada, pero ayuda a dejar de sentir el dolor por un rato…
El problema no está en el adormecer, el problema está en que muchas veces no queremos asumir el despertar, y por ende, no dejamos lugar a nuestra curación. No queremos hacernos cargo de sanar nuestro corazón y nuestro cuerpo, porque para poder hacerlo hay que trabajar en las heridas. Y eso duele. Mucho duele. Por eso, a veces preferimos seguir dormidos. Al menos así, no sentimos angustia, no sentimos tristeza, no sentimos vacío. Esto sería magnífico, salvo el detalle de que, en tanto permanezcamos así, no sentiremos NADA. Tampoco sentiremos amor, ni felicidad, ni paz, ni la maravillosa oportunidad de estar vivos.
¡Es momento de despertar! Hay que poder sanar el corazón y el alma. Al principio dolerá un poco. Pero, si aceptamos que ese dolor es parte natural del proceso, y proyectamos un futuro sanos y llenos de vida, todo será más fácil de transitar.
Siempre habrán doctores que nos ayuden. Ellos son quienes vienen con las herramientas del amor, de la paciencia, de la escucha, del respeto hacia cada una de nuestras lágrimas. Ellos son quienes estarán allí, sosteniendo nuestros recuerdos dolorosos, y abrazándonos mientras removemos en cada una de nuestras heridas.
¡Es momento de despertar!
La vida es demasiado preciosa para perder el tiempo estando dormidos…” Daiana Slipak

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